CRÓNICA DEL DÍA DE LA FERIA 

Por cuarto año consecutivo celebrábamos la Feria de Abril en Llombera, aportando así nuestro granito de arena a un evento alegre y colorista 
como pocos.

Llegado el día, mujeres y hombres nos fuimos arreglando entre sombreros, collares, flores, vestidos de lunares… Para que “la puesta en escena” fuera de lo más auténtica y asina cárcavas abajo y en algún caso arrastrando la cola del vestido, llegábamos al bar.

Allí, entre rebujitos, pescaíto frito y acomodados en el muro de la escuela, se nos fue pasando el tiempo mientras esperábamos la llegada  del resto de la gente que venía para la cena. La verdad es que era una auténtica gozada estar allí con aquel aire de fiesta y teniendo como fondo la peña y el impresionante faedo que dan a nuestro pueblo ese sello tan especial.

El local ya estaba adornado con sus farolillos de colores, sus banderines y dos grandes mesas dispuestas para degustar el menú  que Alicia nos tenía preparado:

                            
                           

De primero: Ensaladilla rusa o patatinas con carne o macarrones.
De segundo: Ternera asada con ensalada  o filete de pescado con ensalada.

De postre…”Ese brazo de gitano…”  o flan con helado.

… Y entre plato y plato, cante por sevillanas y algo de folclore leonés; Tampoco faltaron chistes y alguna poesía, con lo que la cena transcurrió en un ambiente agradable y divertido.

A eso de las doce llegaba la discoteca “amnexia” llenando el local de buena música y alegría, haciendo que nos arrancáramos a bailar sevillanas que, ¡hay que ver el arte que tenemos…! ¡Juasús nina! quién diría que estando a tantísimos kilómetros de Sevilla se nos pegara tanto de esa bonita tierra… ¿Será que ya lo tenemos ensayado de correr la gitanada por los carnavales? De hecho… los vestidos son los mismos o ‘paecíos’.

La noche iba pasando alegremente y además, como el tiempo acompañaba, salimos al muro desde donde, mirando hacia la peña, descubrimos la Luna de Llombera y me pregunté… ¿En Sevilla se verá la misma luna...?
                        

La cigüeña tampoco quiso perderse la fiesta y se paseó por El Prao Rey cuanto quiso.
La verdad es que, últimamente, le gusta mucho "pasearse" por nuestro pueblín...