NOCHE DE REYES, NOCHE DEL BAILE DEL FAROLILLO
Llegaba la una de la madrugada de este seis
de enero del 2013 en nuestro Llombera y daba comienzo el baile del farolillo
que, como ya es sabido, se nos está convirtiendo poco a poco, en una tradición
más.
Se apagaban las luces del local del pueblo,
sonaba la música y todas las parejas dispuestas con sus faroles en la mano,
encendían la vela, dando comienzo el baile:
Pasito a paso se iban eliminado las parejas,
unas porque se les prendía el farolillo y otras porque se les apagaba o acababa
la vela.
El caso es que, por unas causas o por otras las parejas iban disminuyendo hasta quedar las tres últimas, que serían las ganadoras del concurso.
El caso es que, por unas causas o por otras las parejas iban disminuyendo hasta quedar las tres últimas, que serían las ganadoras del concurso.
Los premios fueron los típicos roscones de reyes
hechos por nuestro panadero predilecto, Alfredo de Santa Lucía, acompañados de unas botellas de champán,
sidra y vino, donados por el bar.
La nota simpática de la velada la puso El
Vasco con un farolillón artesanal que había fabricado con mucho esfuerzo y cuya
vela parecía ‘inapagable’… De hecho acabó el baile, todos nos fuimos a nuestras
casas y al día siguiente todavía seguía prendida la vela, cosa que hizo
sospechar a la comisión, que se sintió recelosa por el hecho… Pero enseguida se
disiparon todas las dudas al ver que el farolillo estaba homologado y guardaba
escrupulosamente las medidas y normas impuestas por la CEE.
El primer premio, como no podía ser de otra
manera, fue para Luis y su hija Alejandra: Un riquísimo roscón de reyes y dos
botellas de champán
El segundo premio fue para Conchita (la de Nicanor) y para su prima Raquel (la de
Ramón) con el roscón de reyes y dos botellas de sidra dulce:
Y el tercer premio sería para Raúl y Elena
con otro estupendo roscón de reyes y dos botellinas de vino:
Roscones y champán fueron compartidos generosamente por los ganadores con todos los que nos encontrábamos allí ‘asina’ que todos nos sentimos un poco ganadores esa noche…
Y después, ya en casina junto con los más
pequeños, todavía tuvimos que poner las zapatillas a la puerta, dejar un poco
de agua para los camellos y unas ‘frivolidades’ (entiéndase, dulces típicos de la Navidad ) para sus
majestades los Reyes Magos de Oriente… Y…
…Ya sólo quedaba… soñar…