Otoño

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jueves, 23 de enero de 2014

CRÓNICA DEL BAILE DEL FAROLILLO, 2014


Hace más de 2000 años apareció una estrella muy luminosa  en el cielo, que era diferente al resto y señalaba un lugar donde podría estar ocurriendo algo extraordinario…
Tres magos de oriente, decidieron emprender un viaje en pos de la estrella, con el propósito de descubrir por sí mismos si el acontecimiento respondía al hecho anunciado…
Los tres magos, en la seguridad de que sus sospechas sobre el nacimiento de un nuevo REY, iban bien encaminadas, llevaron consigo grandes presentes para regalar al Niño, como muestra de bienvenida y adoración.
El rey mago Melchor llevó consigo un pequeño cofre repleto de oro. Gaspar quiso agasajarle con un aromático y mágico incienso y Baltasar le llevó un cofre con mirra. Los tres regalos cargados de simbolismo…
La estrella les guió hasta una pequeña aldea de Judea llamada Belén y por el camino coincidieron con otras gentes que también llevaban regalos y les hablaban del Niño nacido y llamado Jesús.
Cuando llegaron al sitio (un humilde portal), se arrodillaron ante El Niño, sabiendo en ese instante que se trataba sin duda, del “Rey de Reyes” y le ofrecieron sus regalos con respeto y emoción.


La estrella iluminó la escena en la que José y María junto a su hijo Jesús aparecían como los grandes artífices del evento, dentro de la más grande sencillez.
A partir de entonces se conmemora este hecho para celebrar el Nacimiento de Jesús y cuando llega el mes de diciembre se adornan y se decoran las casas y es tradicional colocar una representación en miniatura del pueblo de Belén en aquella época.
En la Noche de Reyes, que se celebra el 5 de enero, suele hacerse una cena especial y una pequeña fiesta en casa y antes de acostarse, cada miembro de la familia deja la zapatilla junto a la ventana donde esa noche los mayores de la casa, depositarán los regalos que se han ido pidiendo a “los magos”, todo ello como referencia y recuerdo de Aquel Día en el que los Reyes Magos de Oriente dejaron sus regalos al Niño Dios.
También hay casas donde (para cumplir mejor con el ritual) los niños dejan un cazuelín con agua por si “sus majestades necesitan dar de beber a sus cansados camellos”, así como unas galletinas o algún dulce para que “ellos y sus pajes coman, si tienen algo de hambre”…  Estas simbólicas manifestaciones en la celebración de un hecho que ha marcado la vida de gran parte de la humanidad, no dejan de tener su encanto, además de contribuir a la ilusión y la alegría de todos, especialmente la de los niños.

En Llombera, como es bien sabido, también tenemos la costumbre de celebrar el Baile del Farolillo la Noche de Reyes, pero este año por motivos varios, se ha trasladado a un día antes.
La noche anterior al evento, nos dejaba una bonita estampa navideña… Al levantarnos pudimos ver cómo la nieve había cubierto el paisaje y seguía nevando…


La incertidumbre de si podríamos hacer o no el baile del farolillo, daba vueltas por nuestras mentes…
Al final y gracias al esfuerzo de todos… (la  pala del Ayuntamiento subió hasta tres veces) y como la gente estaba animada, los preparativos de la fiesta continuaron. Sólo quedaba saber si la discoteca móvil podría subir, pero finalmente todo se solucionó y se siguió con el programa.
Cerca de las dos de la madrugada comenzaba el Baile del Farolillo. Al son de la música discotequera de “amnexia”, los farolillos ‘encendíos’ se movían alegremente y ‘asina’ poco a poco, a medida que los farolillos se iban apagando, las parejas de baile se iban retirando de la pista hasta quedar las tres parejas ganadoras.


El primer premio, con un riquísimo roscón de reyes (como siempre hecho por el panadero Alfredo, de Santa Lucía) más dos botellas de cava, fue para  Mª Jesús y Carletes.


El segundo premio fue para Lucía y Claudia; También el premio consistía en otro roscón de reyes y dos botellas de sidra  dulce de Navidad.

Y el tercer premio: Otro roscón de reyes y dos botellas de sidra dulce de Navidad, se lo llevaron Ramón y Mª carmen.


Más tarde y aprovechando un descanso de la discoteca, se jugaron un par de bingos en los que resultaron ganadores del primero: Álvaro el de Jeray y del segundo: Jesús el de Lorena  ¡¡como les prestó a los guajes!!


Y así seguíamos tan animados en la fiesta y a eso de las cuatro de la madrugada… No sé quién salió a la calle y vio que empezaba a nevar de nuevo con ganas, cubriéndolo todo y sin intención de parar. A pesar de esto, pues la nieve podría dificultar la marcha para quien tuviera que coger el coche, la fiesta siguió su curso y llegó hasta las seis de la mañana, eso sí! A base de bocadillos de panceta y golpe de chorizo o hamburguesas… ‘Asina’ de esta manera cualquiera aguanta…




















Con la estampa tan bonita que había dejado la nieve, cubriendo con su manto blanco a mi Llombera del alma, nos retirábamos carretera abajo; Pero cuando por debajo de los negrillos me volví  “pa trás” para ver esa imagen tan navideña… yo juraría haber visto pasar así como de raspafilón, a tres grandes sombras y que parecía que algo llevaran en la mano… Podría ser oro incienso y mirra…?
Ya era la madrugada del Día de Reyes y seguro que andaban tanteando el camino…